Manuel Cabero fue uno de esos jóvenes emprendedores, de espíritu audaz y personalidad ambiciosa, que se negó a ser lo que la cuna le obligaba a ser. Con tal sólo 17 años y nada más que una maleta cargada de sueños, emigró a Barcelona para forjarse un futuro mejor y cumplir sus ilusiones. En sus comienzos desarrolló multitud de tareas y funciones, compaginando todo tipo de trabajos para poder ganarse la vida.
Su primer contacto para abrirse un hueco dentro de este mundo fue su trabajo como comercial de redecillas del pelo y barras de labios, pasando de aprendiz a tener su propia clientela, lo que le permitió ampliar la variedad de productos a distribuir. Su espíritu empresarial y su inconformismo le llevaron a perseguir su gran sueño: crear una línea de cosmética capilar orientada a los profesionales. A principios de los años 70, gracias a su perseverancia y disciplina, pero sobre todo a su pasión, nace CAROBELS, una empresa cercana pensada por y para los profesionales.